8.6.10
Cómo aprender a
respetar los secretos inocuos y la solitaria habitación de cada uno, cuando se tienen abiertas de par en par las puertas de la propia alma, esparcida la intimidad a los cuatro vientos. «Cómo, ¿no tiene ni un secreto, señora?», pensará alguien. Como lo oye usted, eso es para las almas en conserva. Yo no me reservo para nadie; me doy a todos, porque las cosas de la vida son demasiado comunes. El secreto es un acto ingenuo, una ilusión o un rechazo. Prefiero tener el alma tan clara y abierta como dijo un poeta. «Usté vista el alma como quiera, pero habrá que respetar las puertas traseras y no irrumpir en la intimidad ajena». Claro, se respeta la inapetencia de los demás como un derecho individual. Qué remedio, pero hay que joderse.
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10 comentarios:
CÓMO APRENDER A
entender.
No sé por qué, pero me he visto reflejada en Yo no me reservo para nadie; me doy a todos, porque las cosas de la vida son demasiado comunes.
¿O no?
Claro, claro, si entender, sí. La cosa está en que... joé.
En cuanto a la frase esa, Solateras, es que me viniste a la cabeza mientras la escribía, ¡¡¡de verdad!!!
¿los secretos pueden ser inocuos? Dudolo mucho.
Siempre hay que pagar peaje ....o más.
Sí, eso creo yo también. Debeía crearse un grupo en facebook que se llame así: Siempre hay que pagar peaje o más. Bisous, chère Aguamère.
Siempre hay que respetar la intimidad de los demás pero a veces... cuesta tanto!!
Hay que estar serena y tener paciencia para todo...
Mucho ánimo guapa!
Ahora que sé algunas cosas me parece entender mejor este post. La intimidad ajena a veces es una jodienda, sobre todo cuando irrumpe en la propia.
Y, verás, me corroen los celos por Aguamère, pero así es esta puta vida.
You are the best, Solateras, con eso de que la intimidad del otro irrumpe la de uno y eso. Lo que no pillo es lo de los celos por Aguamère: ¿por su inteligencia? ¿Por su lucidez? ¿Por su ingenio? ¿Por su tino? ¿O te refieres a que te está pelandrusqueando al churri?
Me refiero a que a ti te quiere y a mí no, a que a tu casa entra y a la mía no, en fin, a eso.
Ah, que te pelandrusquea el blog. Aguamère, hombre.
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